MINDFULNESS: ¿EN QUÉ CONSISTE ESTA PRÁCTICA QUE NOS ACERCA A NOSOTROS MISMOS?

Hoy vamos a reflexionar acerca de una practica que empezó a popularizarse en los años 80: El Mindfulness. Este puede entenderse como atención y conciencia plena, como presencia atenta y reflexiva a lo que sucede en el momento actual. Pretende que la persona se concentre en el momento presente de un modo activo, procurando no interferir ni valorar lo que se siente o se percibe en cada momento. Se busca, ante todo, que los aspectos emocionales y cualesquiera otros procesos de carácter no verbal, sean aceptados y vividos en su propia condición, sin ser evitados o intentar controlarlos. El control sobre sucesos incontrolables, sujetos a procesamiento automático, requiere de la mera experimentación y exposición natural con la menor interferencia posible.

Se trata, como hemos dicho muchas veces en nuestras reseñas de Facebook y en los artículos de este blog de “vivir el ahora”, en vivir el momento presente. Si tantas disciplinas, religiones y teorías hablan de ello quizá se trate de algo muy importante.

   Mindfulness es un término que no tiene una palabra correspondiente en castellano. Puede entenderse como atención y conciencia plena, presencia atenta y reflexiva. Los términos atención, conciencia y referencia al momento concreto están incluidos de lleno en su significado. Viene a plantear, por tanto, un empeño en centrarse en el momento presente de forma activa y reflexiva. Una opción por vivir lo que acontece en el momento actual, el aquí y el ahora, frente al vivir en la irrealidad, el soñar despierto.

   Para terminar por acotar el concepto hay que añadir que esa atención, conciencia y reflexión es de carácter no valorativo. Es una experiencia meramente contemplativa, se trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da. Es una observación abierta e ingenua, ausente de crítica y valencia. Se diría que es una forma de estar en el mundo sin prejuicios: abierto a la experiencia sensorial, atento a ella y sin valorar o rechazar de forma activa y taxativa dicha experiencia. Se trata de abrir una “brecha” de pensamiento donde antes había automatismo.

      El Mindfulness es considerado desde diversas perspectivas como un fin en sí mismo, como una filosofía de vida o modo de conducirse a ella. En esta óptica se considera el mindfulness como un tipo de meditación inserta en la cultura oriental y en el budismo en particular (Gremer, 2005), el ideal Zen de vivir el momento presente.

   Las vidas tan ajetreadas de la cultura controlada por la tecnología que consume gran parte de la atención de cada uno, suele dar lugar a un frenesí de actividad multitarea que lleva a las personas a hacer constantemente, lo que no deja espacio alguno para respirar y limitarse a ser.
El minfulness ofrece una manera de estar atento que puede suponer una puerta de entrada a un modo más vital de estar en el mundo: la sintonía con nosotros mismos.

     La experiencia directa del momento se ha descrito como parte fundamental de las enseñanzas budistas, cristianas, hindúes, islámicas, judías y taoístas. En estas tradiciones religiosas, y desde la oración en el cristianismo místico a la meditación plena del budismo, podemos ver el concepto de atención al momento presente desde un ángulo distinto al que ofrece el aspecto cognitivo del mindfulness.

      La aplicación clínica de la meditación plena derivada de la tradición budista ha servido como foco de un intenso estudio sobre las posibles correlaciones neurales de la atención consciente. Estos estudios que cubren una gran variedad de situaciones clínicas, desde enfermedades médicas con dolor crónico a poblaciones psiquiátricas con alteraciones del estado de ánimo o con ansiedad, han demostrado que es posible enseñar a utilizar con efectividad habilidades seculares de meditación plena en un contexto ajeno a cualquier grupo o práctica religioso.

        Mañana continuaremos intentando dilucidar en que consiste este modo de estar y ser en el mundo, un modo que nos acerca a la experiencia de Felicidad.

        Feliz día y feliz Vida!

Ana María Fuentes Alcañiz
Psicóloga Clínica